dijous, 19 de setembre del 2013

Una muestra de poemas de "Todas las cicatrices"

Compartimos una breve muestra de poemas del libro "Todas las cicatrices", de Alexandre Nunes de Oliveira, que será presentado próximamente. ¡Que disfrutes estimado lector y lectora!


POEMA I

 
Cuando llegué a la ciudad
mis ojos eran un espejo virgen
que inocentemente
 
- nadie miraba.
 
Los murales aplazaban pinturas
arropadas y arrobadas en tropel de hogueras
para desinstalar la luctuosa tiranía
 
- del desamor.
 
Día tras día me acostumbro al frío,
a la fina niebla que cubre los ríos,
al viento que baja de las cumbres ancestrales.
 
Y mientras me miento inhóspito,
aspiro a perfeccionarme ante el espesor de los escollos
añorando asimismo
 
- el indeleble agua de tus ensenadas.


 
POEMA II

 
Crepúsculo y menguante son símbolos de ti.
 
El letargo me pincela las pestañas
Las frases son muchas y pocas
Se hacen cortas para decir
Todo lo que significa el amor.
 
Mariposas y dragones en tus bocas de incendio
Esas semillas de poemas que perforan tus manos.
 
Me corto la punta de los dedos también
Y quiero lacrar mis labios en los tuyos.
 
 
Pero tu silencio es tu silencio...
 
 
                        Tus pies de princesa en mis manos de corsario.


 
 POEMA III
      

Dicen que
        Escribir libera.
 
En cada hoja, un neologismo
En cada planta, nuevos avatares y lívidas libidos
En cada arruga, la savia de cuatro labios hermanados,
 
Ya que
-dicen-
besar escuda la medida del afecto.
 
Sin tí sentí el frío de no estar contigo,
el cuerpo herido de fonemas,
el sentimiento letal de las noches tránsfugas.
 
Se quema el candelario de piel de seda
Los faros derrumbados en las vísperas de los secuestros venéreos,
-la sinuosa minucia a que llaman lujuria,
célere arrebato subiendo peldaños-
Y bajo la huella de tu concha suave, tonos íntimos.
 
Ya sé que arde
Ya sé que es tarde
Siempre es tarde cuando se siente la falta.
 
Se perfila el último intento,
Cuatro ademanes de sexo en la piscina llena,
rebosante.
 
Tu vulva tiembla en mi mano.
Y gritas, acribillada.
 
Silba cavernoso el viento del norte
 
  Y me dispongo a catar esa verdad suprema
 
que reside cautiva en tu interior.